Pese a su ascenso a jefe de Gabinete, Adorni confirmó que seguirá siendo también el vocero presidencial, aunque con un esquema “más flexible”, sin conferencias diarias. En rigor, la flexibilidad ya venía siendo la norma, en los últimos meses habló apenas un puñado de veces y siempre en terreno controlado.
Al ser consultado por las críticas de Mauricio Macri, quien había cuestionado su falta de experiencia, Adorni respondió con una frase calculada: “Le jugó una mala pasada la nostalgia”. El comentario, breve, pero elocuente, dejó ver la distancia entre la Casa Rosada y el fundador del PRO.