Al hablar de la reforma laboral, Reichardt se mostró en línea con el discurso empresario. “Las cargas sociales son enormes. Así es muy difícil para el empresario sostener empleados”, dijo, al justificar la necesidad de “ordenar” el sistema. Evitó referirse a la pérdida de derechos, pero defendió la iniciativa que el Gobierno presenta como una “modernización” y que, en la práctica, busca reducir costos laborales para las patronales.
La diputada electa, que se define como “emprendedora”, señaló que el esquema actual “ahoga a quienes quieren producir”. “Hay que animarse a cambiar. Si no, seguimos igual. Esto tiene que destrabarse”, afirmó, mientras destacaba el ajuste económico como un paso necesario y repetía que “la gente tiene esperanza”.
Sobre la situación social, afirmó: “El ajuste fue fuerte, pero ahora se empieza a notar movimiento. Se ve en la microeconomía. No lo digo yo, lo dicen los mercados. Yo confío en el Presidente”.