El día del crimen, las cerraduras de la casa no estaban forzadas y todo estaba en orden. Solo Paniagua había estado en la casa durante su horario habitual, entre las 8 y las 13.
En ese lapso, se llevó un celular, un parlante bluetooth, un cuchillo de cocina, un candelabro de bronce tipo Menorah, guantes de limpieza, joyas de plata, $900.000 y USD 300.
Las cámaras del country registraron su salida y, más tarde, fue vista en la estación de tren de Presidente Derqui, donde intentó manipular el celular robado y extrajo el chip. El teléfono fue ofrecido a la venta por la pareja de la acusada, según declaró un vecino. El candelabro, en tanto, fue vendido en un local de compra de metales y el dueño reconoció la pieza.
La perito criminalística Débora Paula Albornoz fue contundente: “No existen indicios de la participación de un coimputado o una tercera persona, además de Wolfenson y Paniagua. Entiendo que hubo lucha, ya que los cabellos que se recolectaron en el lugar del hecho son cabellos que se desprendieron por una lucha o forcejeo”.