La tendencia se repite en la elección de marcas: las primeras líneas ceden terreno frente a segundas y terceras marcas, tanto en alimentos como en productos de limpieza y cuidado personal.
El sondeo revela la raíz del fenómeno: el 46,3% de los hogares declara que sus ingresos no alcanzan para cubrir los gastos del mes. Dentro de ese universo, un 29,6% llega con “algunas dificultades” y un 16,7% con “grandes dificultades”.
La contracción ya no golpea solo a los sectores más postergados: también alcanza a las clases medias, que hasta hace poco lograban sostener un patrón de consumo más estable. El resultado es un mercado cada vez más selectivo y austero, visible tanto en supermercados como en shoppings y locales de cercanía.