En ese contexto, uno de los operadores judiciales de mayor influencia en el Gobierno aseguró que la negociación por la Corte y por los jueces federales "son una sola", y que una no avanzará si no lo hace la otra. Ese requisito puede ser difícil de cumplir, teniendo en cuenta el antecedente inmediato donde el Senado decidió rechazar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, los dos magistrados nombrados por decreto de necesidad y urgencia para llenar los huecos en el alto tribunal.
En ese escenario, en el círculo interno de Javier Milei apuestan a un éxito rotundo en las elecciones nacionales de octubre, donde cálculos optimistas estiman que La Libertad Avanza podría sumar en diciembre 12 senadores de los 24 que se ponen en juego en Río Negro, Salta, Neuquén, Ciudad de Buenos Aires, Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Entre Ríos y Chaco.
Sin embargo, en Casa Rosada saben que con eso no alcanza. Para nombrar a un juez de la Corte se necesitan dos tercios de la cámara alta, es decir, 48 votos de 72, algo imposible de lograr para la tropa libertaria. "Si tuviéramos que esperar a tener dos tercios propios necesitaríamos ganar 6 elecciones seguidas con el 50%", lanzaron.
Como eso podría llevar por lo menos 12 años, en el Gobierno reconocen la necesidad de llegar a acuerdos con los integrantes actuales del Senado, en un giro hacia la institucionalidad y el republicanismo luego del intento de avanzar vía DNU.
En esa negociación, la búsqueda no es conseguir los apoyos uno a uno, sino sentar en la mesa a los tomadores de decisiones de cada espacio y pactar la nueva conformación del Poder Judicial. Sin embargo, hasta el momento las conversaciones estarían frenadas hasta nuevo aviso y los tribunales continuarán funcionando a media máquina.