Un testigo aseguró que escuchó un tiro y que el atacante caminó unos pasos para luego dispararse. Rápidamente, el hombre de 26 años llamó al 911 y luego relató lo sucedido a los agentes de la Comisaría 1° que acudieron tras el llamado. Según lo que comentó, cuando entró a ver a su patrón, estaba muerto con un balazo en la cabeza y el agresor sobre el piso de la oficina.
Tras el llamado al 911, los agentes llegaron al lugar y constataron que los dos hombres habían fallecido. El caso es investigado por el fiscal Leonardo Kaszewski, de la UFI 2 descentralizada de Almirante Brown, quien catalogó en caso como “homicidio seguido de suicidio”. Para cometer el crimen, Ricardo Gómez usó un revolver plateado calibre .38 y al mismo tiempo, portaba en la cintura una pistola calibre .22.
Hay dos hipótesis que siguen los pesquisas, por un lado la posibilidad de un crimen pasional, aunque poco creíble; la segunda, que el cliente debía una importante cantidad de dinero por un arreglo a su vehículo.