Por su parte, el senador republicano Mitch McConnell dijo que la ley tornará a Estados Unidos más seguro “sin hacer menos libre a nuestro país”.
“Este es un paquete (de normas) de sentido común. Sus disposiciones son muy, muy populares. Contiene cero nuevas restricciones, cero nuevos periodos de espera, cero mandatos y cero prohibiciones de ningún tipo para los propietarios de armas respetuosos con la ley”, añadió.
La poderosa Asociación Nacional del Rifle y muchos republicanos de ambas cámaras del Congreso se oponen, pero la iniciativa cuenta con el respaldo de grupos que trabajan en temas policiales, violencia doméstica y enfermedades mentales.
La última legislación federal importante de control de armas fue sancionada en 1994 al crear un sistema nacional de comprobación de antecedentes y prohibir la fabricación para uso civil de rifles de asalto y cargadores de munición de gran capacidad.
Pero esa ley expiró una década después y desde entonces no hubo ningún movimiento serio de reforma pese al aumento de la violencia con armas de fuego.
Biden había impulsado iniciativas más ambiciosas, como el restablecimiento de la prohibición de los rifles de asalto -que se utilizaron en los tiroteos masivos recientes de Texas y Nueva York- y de los cargadores de alta capacidad.
Pero es un desafío político legislar en un Senado dividido entre 50 demócratas y misma cantidad de republicanos, ya que la mayoría de los proyectos de ley requieren 60 votos para ser aprobados.
La luz verde del Senado a este nuevo proyecto fue un pequeño triunfo para los activistas por el control de las armas, luego de que el jueves un fallo de la Corte Suprema de Justicia estableció que los estadounidenses tienen derecho a llevar un arma de fuego en público.
Esa sentencia de la Corte anuló una ley neoyorquina de más de un siglo de antigüedad que establecía que quien quisiera un permiso para portar un arma de fuego fuera del hogar debía demostrar que la necesitaba.