"A veces hay muchas viviendas deshabitadas porque los dueños están viviendo en Bahía Blanca por lo que serán censados en dicha ciudad", agregó.
Para el operativo censal Fabiana cuenta con un barbijo, una pechera identificatoria, una credencial, acompañada por planillas, un lápiz especial y goma, junto con mapas del segmento de fracción y de radio junto a calcomanías en las que se indica que en la vivienda se llevó a cabo el censo, entre otros elementos.
La primera visita se llevó a cabo luego de transitar por una calle de tierra rodeada de alambrado, tranqueras y de hasta ocasionales vacas y terneros que cruzaban por el lugar.
Fue entonces que en la vivienda ubicada en la calle Ana Navarre y tras golpear en la puerta de chapa, la censista fue atendida con amabilidad por Milton, quien se hallaba junto a su pareja.
El hombre, quien reside desde el 2015 y tiene un emprendimiento inmobiliario, procedió a entregar el código ya que el censo lo había realizado previamente en forma digital, situación por la cual el trámite duró pocos minutos.
"Me parece algo que tendría que hacerse y el censo es interesante", sostuvo el hombre en la puerta de la finca y acompañado por su pareja.
Luego de completar el código digital en una planilla y proceder a pegar en la puerta el sticker identificatorio, el operativo continuó en dos viviendas ubicadas en los alrededores, donde, pese a los intentos de avisar con las palmas de las manos acompañados por los ladridos de los perros, nadie se asomó.
"En estos casos vamos a tener que volver porque sabemos que vive gente y que están acá", indicó la censista.
Posteriormente y ante la vista de más de una docena de molinos de vientos de un parque eólico próximo el operativo se extendió a otra vivienda habitada por un matrimonio y un hijo.
"Acá estoy con mi hijo Julián y mi marido", dijo Claudia al recibirnos en la puerta de su vivienda, quien dijo que mi "hija Aldana está estudiando en Buenos Aires por lo que será censada allá".
En dicha vivienda el censo duró por espacios minutos debido a que se había llevado a cabo en forma virtual por lo que tras completar en la planilla el comprobante del censo fue pegado en la tranquera de acceso.
Luego de revisar los mapas en el capot del vehículo que trasladó a la censista y la jefa de radio, el operativo continuó tras recorrer varias calles de tierra, muchas de las cuáles se encontraban mojadas, producto de las lluvias de los últimos días.
La última visita se llevó a cabo en la casa de una mujer de 70 años y ubicada en el acceso a la localidad y en cercanías del aeroclub.
Tras completar el formulario que demandó unos 25 minutos, la censista procedió a pegar en la puerta de la casa el respectivo comprobante y tras ser despedida amablemente por la dueña de casa se retiró junto a su jefa de radio para continuar con las tareas en una localidad de tradición agroganadera
Luego de golpear la puerta, en forma amable, Ana permitió el ingreso a su casa para llevar a cabo el censo en forma personal.
"¿Me dan unos minutos para arreglarme un poquito? No los esperaba y además me tengo que poner los anteojos", expresó la mujer quien se jubiló como ama de casa.
"Hasta los 18 años viví en Saldungaray y luego en Cabildo", comentó la mujer mientras le respondía a la censista sobre las características de su casa, quien completaba la planilla.
"Asistí a la primaria en Saldungaray, a los 13 años tuve que comenzar a trabajar", agregó la mujer quien sostuvo que "desde los 18 años que vivo acá".
"Mis tres hijos se fueron a estudiar a Bahía Blanca, donde uno es analista en computación, otra contadora y otro un farmacéutico", agregó.
Tras completar el formulario que demandó unos 25 minutos, la censista procedió a pegar en la puerta de la casa el respectivo comprobante y tras ser despedida amablemente por la dueña de casa se retiró junto a su jefa de radio para continuar con las tareas en una localidad de tradición agroganadera.